SUEÑO CUMPLIDO
Por una vez y sin que sirva de precedente hago una crónica
desde la frialdad más absoluta. Desde la cabeza y no desde el corazón. 12 días
después de la propia carrera, 12 días en los que da tiempo a reflexionar y a
comentar con la gente la experiencia de esta carrera tan especial. Ya sabéis
que a Valencia fuimos David (el Coleta) y yo a acompañar como guías a Ricardo
de Pedraza, atleta invidente que debutaba en la distancia como tal. Por lo
tanto esta no fue una carrera normal, no fue la carrera de David o la mía, ni
siquiera la de Ricardo. Fue nuestra carrera, de los tres. Bueno no, de los 4,
porque mi hermana Yoli, aunque no corriera con nosotros también formó parte de
este equipo. Sin su ayuda nada habría sido igual, ya que gracias a ella
nosotros nos despreocupamos de la logística y nos dedicamos solo a correr. Como
un equipo
Si esta
crónica la hubiera hecho el día después de la carrera, habríais leído lo
maravilloso del maratón, el subidón de adrenalina que da el terminar la
carrera, la alegría de haber terminado con la marca que buscábamos,… Pero esta
carrera tiene mucho más. Esta carrera es más que deporte. Esta es la historia de
tres atletas que hace un par de años prácticamente no se conocían. Esta carrera
no solo se celebró el día 17 de noviembre. Esta carrera empezó mucho antes.
Mi
hermana y Ricardo se conocen desde hace tiempo y yo sigo su trayectoria
deportiva desde entonces. Yo a Ricardo lo conocía de coincidir con él en alguna
ocasión cuando iba a visitar a mi hermana a Toledo. Aun así me regaló una de
las camisetas que la selección española disfrutó en los Juegos Paralímpicos de
Londres. Ricardo es un atleta de élite internacional y como tal siempre ha
corrido con guías de un gran nivel (Juan Antonio Araújo, Óscar Martín o Fernando
Rey entre otros). Por eso cuando mi hermana me dijo que porqué no corría con
Ricardo no la hice mucho caso, yo la
decía que a mí no importaría, que lo que me gusta es correr y que me daba igual
hacerlo de una forma que de otra, pero de ahí a pensar que un atleta como
Ricardo quisiera correr conmigo iba un abismo. Así quedó la cosa hasta que allá
por el mes de marzo Ricardo me llamó un día y me pidió el favor de ir a
Talavera a entrenar con él porque en esa ocasión no encontraba guía.
Evidentemente yo le dije que sí, pero que tuviera cuidado que yo no tenía su
nivel que le iba a frenar, etc… y en
este entrenamiento quedó la cosa.
Luego en mayo me dijo que si le acompañaba a
la media de Albacete para hacer con él la mitad, ya que el otro guía que tenía
estaba tocado y no podía hacer 21km. Así que tras un par de entrenamientos
juntos nos fuimos para Albacete.
Así hasta agosto, cuando me llamó y me dijo que
tenía la intención de competir en maratón y que quería debutar en Valencia el 17 de noviembre. Yo le dejé claro
que me hacía mucha ilusión ayudarle, que me comprometía a entrenar con él y a
acompañarle, pero que se lo pensara bien porque yo no estaba seguro de si
estaría a su nivel y no quería lastrar sus marcas. Ricardo estaba convencido de
que yo “era su hombre” y así empezamos la preparación. Sinceramente él estaba
más convencido que yo, él confiaba (y confía) más en mí que yo mismo, y a día
de hoy aun me pregunto el porqué. Yo soy consciente de mis limitaciones, pero
parece ser que él cree que esos límites están más allá de donde yo me los
pongo.
Una vez que empezamos a entrenar,
Ricardo me dijo que lo ideal sería ir con dos guías a las competiciones, sobre
todo las importantes, por si a alguno le pasa algo que él pueda competir al
cien por cien. Evidentemente tiene toda la razón, si hipoteca cuatro meses de
su vida en una preparación, no sería de recibo que por una enfermedad, lesión,
indisposición de un tercero él no pudiera
competir y tener que renunciar a su objetivo. Todo esto lo comenté en mi grupo
de entrenamiento, y sin dudarlo un momento David dijo que él se ofrecía para
ayudar a Ricardo. Cuando se lo dije a Ricardo le sorprendió mucho que un atleta
del nivel de David renunciara a sus objetivos personales por ayudarle, pero es
que aun no le conocía. Así un día nos presentamos David y yo en Toledo,
hablamos con Ricardo y empezamos la aventura del maratón de Valencia y las que
vendrán.
Ahora
que ya sabéis como empezó este equipo puedo
escribiros la crónica de los 4 meses que ha durado esta carrera.
Durante la preparación, hemos
entrenado con Ricardo un día a la semana, en ocasiones 2, y hemos competido en
3 carreras: 10km de Torrijos, media de Alcázar y media de Ciudad Real, cuyas crónicas podéis
ver en el blog.
No es
mi intención hacer una crónica al uso del maratón, quisiera mostrar cómo me he
sentido durante estos cuatro meses, aunque no creo que me salgan las palabras
adecuadas.
Cuando
eres el guía de un atleta, no solo lo eres durante la carrera o el
entrenamiento, lo eres desde el mismo momento en que te encuentras con él,
desde que vas a recogerle hasta que le dejas, tienes que llevarle por la calle,
tienes que acompañarle al baño, tienes que enseñarle la habitación del hotel si
es el caso,… y esto une más que cualquier competición. Al final hemos sido tres
amigos que hemos corrido un maratón juntos, ni más ni menos. Eso sí, con altas espectativas
que había que cumplir sí o sí. Además son para el recuerdo los ratitos de risas
que pasamos en el coche o la habitación del hotel, sin olvidar las discusiones
por pagar en los restaurantes.
Siempre
que he tenido que ir a entrenar con Ricardo lo he hecho con mucha ilusión y con
muchas ganas, de verdad, pero había algo que no me dejaba del todo tranquilo,
siempre he tenido un poco de presión, tensión. No lo sé. El motivo es muy
claro: si yo corro y me tropiezo, o si me doy con una rama de un árbol y me
hago daño, pues me jodo y ya está, no hay mayor problema: “Anvi estate más
atento macho”. Pero cuando voy con
Ricardo no es igual. No quiero que le pase nada, no quiero que por mi culpa
tenga una lesión o se accidente. Sinceramente no se corre igual, se correr
mucho peor. No es que corra más despacio, que
no es así, pero es totalmente diferente.
Esto
llevado a la competición se multiplica. Las primeras veces que competí al lado
de Ricardo no dormí por el desasosiego que causa la incertidumbre de si sería
capaz de hacerlo bien, no ya en los ritmos, sino en los múltiples obstáculos
que nos podemos encontrar en una carrera. Particularmente nunca he discutido ni
me he enfadado cuando he corrido solo por muy mal que haya visto lo que otros
atletas hacen, pero debo decir que corriendo como guía ha habido un par de
ocasiones en las que me he ofuscado. No por mí, sino porque hemos corrido serio
riesgo de accidente cuando algunos atletas se nos han cruzado o nos han
adelantado (lógicamente ellos lo hicieron sin querer, pero avisar de que vas
con un ciego y que aun así se te crucen ciertamente enfada un poco). Esto es
justo lo que la noche antes de las carreras piensas que te puede pasar. Pero
cuando llegas a la meta y ves que todo ha ido más o menos bien la alegría que
se siente es inmensa, aunque solo sea por el hecho de que has llegado sin
sobresaltos. Las primeras veces la marca me importaba un bledo, lo único que
quería era que a Ricardo no le pasara nada.
Aunque
claro, cuando llega el día H a la hora D, la marca sí importa y mucho. En
Valencia el objetivo era bajar de 3 horas para que Ricardo consiguiera la
mínima para representar a España en la Copa del Mundo Paralímpica de maratón
que se disputará en abril en Londres 2014. Este objetivo no se nos podía escapar. El
día anterior a la carrera tuvimos una reunión técnica en la habitación del
hotel para definir la estrategia de carrera. Finalmente decidimos hacer la
carrera del siguiente modo: correríamos los tres juntos desde el principio a
ritmos cercanos a 4:10 el km. Yo iría de guía con Ricardo desde la salida hasta
donde aguantara y después sería David el que le llevaría hasta el final. A
David le tocó la parte más ingrata, desagradable y estresante, él sería el
encargado de darnos el avituallamiento en cada punto, además debía llevar una
riñonera con los geles y las sales minerales de los tres (imaginaos el
panorama). Finamente yo fui con Ricardo hasta el km 35 y de ahí hasta el final
fue David quien le acompañó. Al final ellos hicieron 2h 57:42 y yo 2h 57:52.
Misión cumplida. Mínima conseguida. Road to London.
Ahora
os cuento lo que pienso de nuestra actuación:
·
Ricardo: terminó con muy buenas sensaciones su
primer maratón a pesar de ir con molestias durante toda la carrera y gran parte
de la preparación. Fue cauto y no quiso arriesgar en ningún momento de la
carrera. Prefirió pecar de conservador y asegurar la mínima para Londres. Gran
decisión, gran carrera.
·
David: corría su primer maratón y termino
satisfecho, pero muy cansado. Durante la carrera tuvo alguna que otra
dificultad debido al estrés provocado por tener que ir continuamente pendiente
de nosotros (avituallamientos, avisar a otros corredores…). Cuando empezó a
sentirse bien fue en el km 35 cuando se puso con Ricardo. Gran experiencia para
cuando tenga que correr por sus propios objetivos, que serán muchos y
ambiciosos.
·
Anvi: terminé mi 12º maratón, 7º por debajo de 3
horas. En esta ocasión la sensación que todos sentimos cuando terminamos un
maratón a mí me llegó en el km 35 cuando dejé a Ricardo con la satisfacción del
deber cumplido. A partir de ahí disfruté como un enano viendo por detrás como
David y Ricardo intentaban volar por el asfalto valenciano.
·
Equipo: creo sinceramente que hicimos el mejor
planteamiento posible de carrera teniendo en cuenta que los tres queríamos
terminar el maratón. Quizás en otra ocasión haya que correr media maratón cada
guía. Esto tienes sus pros (la frescura del guía) y sus contras (posibles
dificultades con avituallamientos, posibles lesiones,…).El objetivo se
consiguió y eso era lo importante. Un 9,5 para los cuatro.
Por último, sería imperdonable
que me olvidara de David Rodríguez, entrenador de Ricardo, que ha llevado la
preparación de los tres para el maratón de Valencia. Muchas gracias por todo.
He entrenado como nunca gracias a tus entrenamientos y en ocasiones he tenido
la sensación de ser como un atleta de élite. Entendedme bien, no por mi
capacidad, sino por como he sido tratado por Ricardo y por David, y también por
compartir entrenos con atletas de la talla de Marcos Valero.
Enhorabuena Anvi por tu excelente crónica. En ella se capta muy bien el sentido de equipo, esfuerzo, ilusión y compañerismo que el deporte en sí trata de inculcar y que vosotros tres, o cuatro si contamos también a vuestro preparador, demostráis y nos enseñáis perfectamente a los demás, Formáis un equipo que debe servir de ejemplo ya no solamente para el deporte, si no que me atrevería a decir que para el resto de actividades de la vida en general. Muchas gracias a los tres (o cuatro como he dicho antes) por enseñarnos tanto. Mucha suerte en Lóndres y ojalá sobre todo que disfrutéis de la carrera y de la ciudad y os sirva como merecido premio a una gran temporada plagada de esfuerzo y sacrificio.
ResponderEliminarRecibid mi más sincera felicitación y abrazo.